Hace unas semanas tuve la suerte y el honor de fotografiar a un artista
que va a legar a la humanidad más de 1.000 obras y las que le queden, espero
que muchas.
Roberto Orallo, es un pintor prolífico en su obra y
magnífico en su ser. Al contemplar su gran trabajo, a uno le da la sensación de
que es un profundo conocedor del ser humano; una persona capaz de radiografiar,
de desmenuzar las virtudes y bajezas del “alma”, para luego representarlas con sus trazos únicos de una
forma absolutamente sorprendente y conmovedora. Me impresionó pensar en los
engranajes intrincados de su cerebro, en el poder de su imaginación
desbordante, o no debo llamarlo imaginación, quizás se trate de un auténtico plotter de sensaciones extrasensoriales
imperceptibles para la mayoría, quizás esa sea la forma más sencilla de
entender su gran obra: señales, impulsos, ondas…que
llegan y salen debidamente interpretadas por su cerebro y que súbitamente se
traducen por sus capaces manos. Es
difícil, quizás, comprender esto y hace comprensible la osadía del ignorante y
del ingrato, capaz de ofender al artista y al observador; capaz de obscurecer
su genio, de desterrarlo a las tinieblas, a las sombras de un polvoriento
rincón, al desahucio intelectual…
Roberto Orallo, gracias por tu sabiduría y generosidad.
No os perdáis su artículo en la revista Con Buena Onda
Cantabria de este verano.
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